San Valentín

Un hermoso mensaje dio hoy el Papa Francisco a los enamorados en el día de San Valentín. Entre otras cosas dijo:

"El amor se construye como una casa, juntos, no solos".
"Si el amor es solo un sentimiento, un estado psicofísico, no se construye nada de sólido"
"Vivir juntos es un arte, un camino de paciencia, bello y fascinante. Y no termina cuando se conquistaron, al contrario, se inicia en ese momento"
"Si el amor en cambio es una relación, entonces es una realidad que crece, y se construye como por ejemplo una casa, para vivir para siempre juntos" 
"Un amor duradero no debe nacer en la arena de los sentimientos que van y vienen, sino en la roca del amor verdadero, el amor que viene de Dios".


Hoy pensaba en las celebraciones que se han puesto de moda por acá para esta fecha. Despliegue de regalos de todos los valores económicos, mucha demostración para afuera. Hay como una cierta presión a "hacer algo" para este día: salir a cenar, romanticismo forzado, flores, bombones, escapadas de fin de semana. La pregunta se repite: qué te regalaron? qué regalaste?
Y me parece divertido, siempre que no se convierta en una obligación.
También me parece que quedarse en las cosas que se hacen al principio de la relación, en la verdadera etapa del enamoramiento, es como perderse de mucho. El enamoramiento es lindo, toda esa emoción del descubrimiento, del conocerse mutuamente. Es como la tapa de un libro que intuimos que nos va a gustar. La estudiamos con detenimiento, le miramos cada detalle, cada pequeña letra.
Pero el amor verdadero empieza después. Y cambia con cada hoja que leemos. Y habrá capítulos que nos gustan más que otros. Alguno que queremos terminar rápido, y otros en los que nos detenemos fascinados. Todos son distintos, y todos los capítulos necesarios para entender ese libro escrito de a dos.
Yo hoy agradezco haber pasado de la etapa de las flores, porque podemos agradecer que ya estamos disfrutando de los frutos. Hubo construcción sólida, en la roca, y hoy disfrutamos del compañerismo, del conocernos y entendernos con una sola mirada.
Nuestras salidas pueden no ser a paradisíacos lugares, pero quién puede negar que se puede uno divertir en un examen de taekwondo, una exhibición de natación o un entrenamiento de rehabilitación?
Quizá no haya cenas en restaurantes caros, pero sí asadito de los domingos con los abuelos. Y risas en las juntadas con los tíos, o los amigos, y en cumpleaños infantiles.
Esta noche no habrá paseo romántico a la luz de la luna llena. Pero voy a sentirme inmensamente feliz cuando me quede dormida en la cama de Salvi, con la nariz bien hundida en su cuellito, mientras vos sacás todas las cosas de la mesa del comedor para improvisar un partido de ping pong con el Agus.
Feliz día, te amo.

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