Yo, unplugged

¿En qué momento todo estuvo tan calmo y tranquilo como para que me animara a hacer esto?.
¿Cuánta seguridad respecto al estado de las cosas tengo, cómo para que apenas me enterara de una idea de mis amigas, dijera "yo también quiero", sin dudar? (tuve algún minutito de duda, cuando ya no me podía echar atrás, pero se me pasó)
¿Desde cuándo confío en que si yo no me encargo de todo, los demás pueden seguir viviendo, y encima disfrutando de todo?
Esto no tiene nada que ver con una mínima crisis, ni un darse cuenta, ni una necesidad de tomar aire, ni distancia, ni descansar de la rutina. No dije basta, ni pegué ningún grito. No me dio el "viejazo", y necesité salir a hacer algo que no tiene que ver con mi edad, ni con mi vida.
Simplemente tuve ganas de pasar más de cinco minutos con mis amigas, en lugar de vernos como siempre, a las corridas, entre una obligación y la otra. Sino tomarnos el tiempo para charlar sin parar, reirnos a carcajadas, comer sin pensar si esa comida le hace bien a los chicos.
Lamentablemente para poder hacer esto sin interrupciones tuvimos que irnos de casa, pasar un fin de semana en la montaña, y dejar que nos hicieran un masaje descontracturante, nos obligaran a meternos al sauna y otras torturas similiares, qué se le va a hacer. Lo pasamos tan lindo que antes de dejar la cabaña, ya estábamos planeando la próxima salida juntas.
Obviamente que nuestros maridos e hijos, no sólo que sobrevivieron, sino que además lo disfrutaron y no nos extrañaron ni un poquito.
No me sorprende haberlo pasado tan lindo, estaba en compañia de buenas amigas, grandes personas todas ellas, con las que hemos compartido experiencias lindas y de las otras, en los años que hace que nos conocemos. Lo que me sorprende es mi decisión de hacerlo. ¿Cuántas veces me he negado a una simple salida, a una juntada, porque no me siento a gusto de dejar a los chicos (a Salvador, principalmente)? Otras veces, he dicho que sí, y no he podido estar a gusto, con la cabeza en mi casa, pensando si está bien, si le pasa algo... si convulsiona. (Odio esa palabra)
Pero, evidentemente, algo cambió. Ya hace más de ocho meses que estamos disfrutando esta paz, y la seguridad aumenta día a día.
Momento de disfrutar.

Comentarios

Entradas populares de este blog

En bancarrota

Salvavidas para necesidades especiales. Parte 2

Salvavidas para necesidades especiales. Parte I