Fin de semana del bicentenario


Acaba de terminar este fin de semana larguísimo, debido a la celebración por los 200 años de nuestro primer gobierno patrio. A lo largo y lo ancho de nuestro país se han multiplicado ceremonias de todo tipo y para todos los gustos y ha sido muy hermoso ver con cuánta alegría la gente se ha adherido a todos los festejos. Sinceramente me ha sorprendido un poco ver como esto ha hecho que la gente celebre con tanta alegría, unión y esperanza, cuando normalmente, en la rutina diaria, todos como pueblo nos dedicamos a quejarnos de cada cosa que no nos gusta de nuestro país, de nuestra gente, de nuestros políticos. Este fin de semana, toda diferencia fue amablemente dejada de lado para celebrar cuanto hay de bueno en estos 200 años de vida de la patria.


Es difícil no dejarse contagiar por la esperanza en actos como el de esta mañana en la escuela de Agustín. ¿Cómo negarnos a tener esperanza cuando hay tanto de bueno en la generación por venir? Imposible no emocionarse cuando los chicos pusieron tanto sentimiento en sus representaciones, en el esfuerzo por memorizar sus papeles, perfeccionar sus bailes, embellecer el momento. A más de uno se nos hizo un nudo en la garganta cuando vimos a una hermosa nena de 6 años, vestida de "Patria" con sus manos encadenadas. ¿Quién no daría la vida por liberarla? Los efectos especiales lograrían que el nudo se nos desatara, las bombas de estruendo, la lluvia de banderitas celestes y blancas, los gritos de los chicos, nos contagiaron alegría y entusiasmo a los grandes.
A todos mis compatriotas les deseo que los sentimientos de estos días perduren, que no se nos olviden mañana cuando volvamos a la rutina, que la esperanza que hoy sentimos depende de nuestro esfuerzo, para que la patria que soñamos sea posible.

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